SíÂncope, los peligros de la Apnea
Según un estudio realizado en Australia desde el año 1987 hasta el año 1996 (Edmonds y Walker 1999) destacó que el 45 % de las víÂctimas que practicaban apnea fueron por ahogamiento, el 30% por accidentes cardiacos y un 20% de problemas dados por un inadecuado aporte de oxíÂgeno (anoxia, hipóxia, mioclonus,…).
Resulta sorprendente que en la civilización occidental que todo lo estudia, todo lo mide y todo lo controla, existiendo las grandes instalaciones olíÂmpicas y deportivas de alto nivel, que hoy por hoy se den paradojas como la de desconocer los niveles de oxíÂgeno que por debajo de los mismos, el cerebro muere o sufre daños irreversibles. Unos dicen que cuatro minutos sin aporte de oxigeno es más que suficiente para la muerte del cerebro, aunque sorprendentemente rescates efectuados a accidentados que se "ahogaron" en aguas cercanas al punto de congelación fueron recuperados tras permanecer "muertos" entre 10 y 40 minutos. Algunos apneíÂstas como en el caso de Herbert Nitsch, son capaces de aguantar cerca de nueve minutos sin respirar. Si bien más adelante describiremos en profundidad como funciona fisiológicamente el síÂncope, la samba y otros enemigos
Hoy abordaremos el tema del síÂncope o desmayo de los siete metros desde la perspectiva de la resolución del problema que genera cuando afecta al deportista.
Muchos de los apneíÂstas temen a los habitantes del mar, especialmente a las barracudas o los tiburones, condiciones del mar, accidentes con embarcaciones,… Pero estadíÂsticamente hablando y en la vida real, las oportunidades de que ocurra algo aún en un encuentro con tiburones, son míÂnimas. El síÂncope representa la espada de Damocles del apneíÂsta, su miedo más ancestral. Es sin dudad el enemigo que tiende a sorprendernos cuando menos lo esperamos. Pero esto no tiene que ser necesariamente asíÂ.
Una vez el apneíÂsta remonta la superficie desde el fondo e independientemente de la profundidad que haya alcanzado se encuentra expuesto al peligro de sufrir un síÂncope. El síÂncope es un estado inducido por los elevados niveles de anhíÂdrido carbónico en sangre producidos por el metabolismo celular (aunque realicemos el ejercicio en apnea), o bien por el descenso alarmante de los niveles de oxíÂgeno que induce al cerebro a reaccionar enviando la orden de redistribuir todo el oxíÂgeno del torrente sanguíÂneo (músculos, pulmones,…) y dirigirlo exclusivamente hacia el cerebro con el objeto de preservar la vida del individuo.
El síÂncope pues no es mas que un vahíÂdo, un desmayo sin más consecuencias que la pérdida del sentido por unos breves instantes, aunque en el agua y sin compañero, el síÂncope puede resultar fatal.
Dada la fisiologíÂa de la apnea y debido a que la presión de la columna de agua afecta a nuestras cavidades "aéreas", es en los últimos 3 a 5 metros de profundidad donde los cambios fisiológicos se acentúan y producen como resultado la caíÂda de la presión parcial de oxíÂgeno (ver ley de los gases-Ley de Dalton). Los ahora re-expandidos pulmones, incrementan su volumen al mismo tiempo que la presión del agua disminuye (así como la presión del aire en el interior de los pulmones), y las escasas moléculas de oxíÂgeno están ahora esparcidas, siendo más difíÂcil para el cerebro absorberlas del torrente sanguíÂneo.
El síÂncope puede también ocurrir al alcanzar la superficie, ya que el trayecto del oxíÂgeno desde nuestros pulmones al cerebro dura aproximadamente cinco segundos. Esta es la razón por la que en campeonatos e intentos de récords el apneíÂsta debe devolver la señal internacional de ok en buceo al juez o jueces, para dar la prueba como válida.
En algunos casos el síÂncope puede ocurrir, incluso momentos después de que el apneíÂsta haya alcanzado la superficie. De ahí la importancia de tener compañeros en superficie, observando cualquier síÂntoma de síÂncope.
SINTOMAS MÃS COMUNES:
Estos son los siete síÂntomas más comunes del síÂncope que estás obligado a observar si tu compañero los sufre:
* El apneíÂsta deja de nadar sin razón aparente.
* Los brazos del mismo caen a ambos lados de su cuerpo.
* El apneíÂsta deja de aletear sin razón aparente.
* La cabeza cae hacia delante o hacia atrás.
* El apneíÂsta deja de ascender y vuelve a descender sin control.
* Los ojos del apneíÂsta se quedan en blanco o se cierran sin motivo aparente.
* El apneíÂsta sufre espasmos o convulsiones.
El síÂncope no suele avisar al apneíÂsta antes de atacar, ocurre rápida e instantáneamente. Pero algunos buceadores pueden sentir algunos de los siguientes síÂntomas:
* Desorientación.
* Visión periférica restringida o visión de túnel.
* Mareos.
* Visión de estrellas.
* Euforia.
* Sensación de calor.
* Calambres en el cuello.
Ten en cuenta que, incluso sintiendo alguno de los anteriores síÂntomas, puede ser demasiado tarde. El síÂncope en un caso serio, puede llegar a ser mortal, pero justo es decir que es difíÂcil que ocurra si se toman algunas precauciones. Estas son las siete "reglas de oro" para evitar el síÂncope:
1. Evitar la hiperventilación, aprende la respiración consciente.
2. Mantén un perfil conservador en tu inmersión, se prudente.
3. No hacer más de 3-4 respiraciones conscientes y profundas, relájate antes de hacerlo.
4. Descansa entre inmersiones profundas. Permite a tu cuerpo recuperarse de 3-5 minutos antes de una nueva inmersión.
5. No te obligues a bajar más y/o permanecer más tiempo de lo que tu nivel y experiencia te lo permita o de la propia de tu compañero de inmersión.
6. Mantén siempre la flotabilidad positiva desde los últimos 10 metros hasta la superficie, seguridad pasiva.
7. Nunca practiques apnea solo. Hazlo siempre con un compañero y de tu mismo nivel.
El entrenamiento en piscina es propicio a degenerar en un síÂncope cuando se entrena la apnea estática y este ocurre principalmente debido a la hiperventilación. Nunca bajéis la guardia.
SíÂncope, cómo asistir a un compañero
Continuando un poco el artíÂculo SíÂncope, los peligros de la Apnea vamos hablar de cómo asistir a un compañero que sufre un síÂncope.
Para asistir a una persona que sufre un síÂncope, el socorrista debe actuar rápida, intuitiva y eficazmente, ya que en este caso el tiempo es inversamente proporcional a las posibilidades de recuperación. A mayor tiempo empleado para asistir al apneíÂsta, menos posibilidades de recuperarlo. A continuación os detallamos los pasos más importantes a tener en cuenta a la hora de asistir:
1. Como norma principal, un apneíÂsta de seguridad deberá permanecer en superficie, siempre que el otro esté en inmersión o preparándose para ella.
2. El apneíÂsta de superficie debe permanecer en alerta, hasta que el apneíÂsta que esté en inmersión haya alcanzado la superficie y no aparezcan señales sospechosas de síÂncope, incluso después de haberla alcanzado.
3. El apneíÂsta de superficie debe estar preparado para descender a la más míÂnima sospecha de síÂncope , lo cual significa estar ventilado cuando el compañero inicia el remonte.
4. Como norma general, los últimos metros, y en especial cuando nuestro compañero esté rozando los limites, los subiremos junto a él, observando con detenimiento su lenguaje corporal (recordad los síÂntomas más comunes).
5. Para subir el apneíÂsta a superficie, debe ser liberado del cinturón de plomos y abandonado (asegurándonos de que no hay nadie justo debajo), mantendremos la máscara del apneíÂsta en su lugar, y su boca tapada para evitar la entrada de agua.
6. Una vez en la superficie, pediremos inmediatamente ayuda a la embarcación o a la orilla.
7. Sin perder tiempo, le quitaremos la máscara y expondremos la cara del apneíÂsta al aire, abriendo sus víÂas respiratorias. Comprobaremos si hay respiración espontánea (entre cinco y diez segundos). En caso afirmativo, seguiremos manteniendo sus víÂas respiratorias abiertas permitiendo la correcta ventilación y el contacto con el ambiente. Si la respiración no se produce, procederemos a la reanimación mediante la práctica del boca a boca. El buceador puede estar sufriendo además el llamado reflejo laringoespásmico, y la primera o segunda insuflación de aire, puede ayudarle a recuperar su propio ritmo de respiración.
8. Asimismo, es importante intentar comunicarse con el apneíÂsta aunque esté inconsciente, hablándole al oíÂdo y estimulando su recuperación sensorial.
9. Una vez despierto, ayudaremos al apneíÂsta a salir del agua, y le proporcionaremos toda clase de ayuda y comodidad. Debemos buscar asistencia médica lo más rápidamente posible y no dejar al apneíÂsta volver al agua, hasta pasadas por lo menos 24 horas o hasta que el médico lo considere oportuno (síÂndrome del segundo ahogamiento).
ArtíÂculo escrito por Juan Llantada en http://www.apnea.com.es