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HISTORIA DE LOS RECORD DE PROFUNDIDAD EN APNEA (NO LIMITS)

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HISTORIA DE LOS RECORD DE PROFUNDIDAD EN APNEA (NO LIMITS)

Notapor Riisss » 07 Mar 2011, 12:14

El presente texto corresponde a una sí­ntesis de un artí­culo escrito por el profundista cubano Pipí­n Ferreras, el original puedes encontrarlo en su página oficial (en inglés)

Mucho se ha escrito sobre la enigmática vida de Yorgos Haggi Statti, el primer profundista de la historia. En Junio de 1911, nos encontramos en la Bahí­a Pigadia, Karpathos, Mar Egea, en la embarcación Regina Margherita. La embarcación de la armada italiana está anclada. Una tormenta extraordinaria provoca que la pérdida del ancla y la cadena de fondeo a una profundidad de 77 metros. Después de varios dí­as de intentos sin éxito para recuperarlos, uno de los tres buzos fallece, era el segundo comandante del "Georgio Poli", y la armada italiana reporta su muerte como ocurrida por Black Out.

Confundido, el capitán trajo un grupo de buceadores griegos pescadores de esponjas quienes disfrutaban de una gran fama como buzos excepcionales, ofreciendo una recompensa a quien pudiese encontrar el ancla.

Uno de aquellos buzos era un enfermo, raquí­tico, insignificante hombre llamado Yorgos Haggi Statti, quien aseguró a todos que podrí­a descender a 77 m, aún a 100 m, y que era capaz de retener la respiración por siete minutos. El se ofreció a recuperar el ancla a cambio de cinco libras esterlinas y el permiso extraordinario de pescar con dinamita. (En ese tiempo, la pesca con dinamita estaba reservada exclusivamente para la armada italiana). El comandante de la embarcación, escéptico con Yorgos debido a su apariencia insignificante, ordenó a los doctores a bordo someterlo a un exámen riguroso. Ellos escribieron el siguiente reporte: "Capacidad vital normal. Circunferencia de tórax: 92 cm, 98 cuendo inspira, y 80 al exhalar. Pulso: entre 80 y 90 por minuto; de 20 a 22 respiraciones por minuto, Peso: 60 kg, Altura: 1,75 m. Tienen efisema pulmonar"

Los doctores le dijeron al capitán que tal hombre no deberí­a bucear, dada la presencia de su enfermedad y la debilidad de su porte. Aún en vista de aquellas recomendaciones, Yorgos buceó tres veces aquel dí­a a 77 m de profundidad, donde fue capaz de localizar el ancla y amarrar un cabo para recuperarla, convirtiéndose en el primer profundista en la historia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las armadas francesa e italiana emplearon apneistas como buzos de combate, debido a que el regulador y los tanques de aire comprimido aún no se inventaban. Aquellos hombres eran entrenados para bucear grandes distancias mientras retení­an la respiración con la finalidad de de localizar minas o instalar explosivos en los cascos de embarcaciones nazis fondeadas en el mediterráneo. Probablemente pensaban que contribuí­an a finalizar la guerra, pero no tení­an idea que estaban creando los fascinantes comienzos del deporte de la apnea.

La historia del buceo moderno comenzó cuando un capitán húngaro-italiano de la fuerza aérea, usando una máscara, esnórquel, aletas y utilizando un arpón de madera buceó 30 m frente a las costas de Nápoles en apnea. Después de alcanzar esa profundidad le entregó a otro buzo un tubo metálico conteniendo una nota para probar que habí­a alcanzado tal profundidad. Este buzo era Raimondo Bucher, y su marca en 1949 marcó el comienzo de la edad dorada de los record mundiales.

Jacques Mayol

En 1951, dos nuevos campeones aparecieron en escena, Enio Falco y Alberto Novelli. Ellos robaron el record de Bucher descendiendo a 35 m. Aquellos dos, a quienes admiro profundamente, establecieron más tarde un record de 138 m en buceo con aire. En 1952 Bucher se desquitó estableciendo el record a 39 m y por primera vez fue filmado por una primitiva camara submarina de 16 mm. Es interesante señalar que como parte del equipamiento de Bucher, el estaba utilizando el proptotipo de un esnorquel moderno. A final de los 50, Falco y Novelli habí­an vuelto a quebrar el record, esta vez descendiendo a 41m.

La siguiente era de las competencias de apnea comenzó en los 60 con la aparición de cinco campeones. Ellos fueron Amerigo Santarelli, Enzo Majorca, Tetake Williams, Robert Croft y Jacques Mayol, los últimos tres fueron la pesadilla constante para Enzo hasta que el finalizó su carrera. Williams era el estruendo del volcán, Croft la lava ardiente de su primera erupción, y Mayol el terremoto sin terminar. En 1960, el brasileño Amerigo Santarelli entró en escena venciendo el record de Falco y Novelli decendiendo a 43 m en aguas de Brasil para luego alcanzar los 44 m en Circeo Rivera. A finales del mismo año uno de los más grandes campeones del buceo libre comenzó su carrera de recordman.

El era el italiano Enzo Maiorca, se caracterizó en su carrera por realizar muchos descubrimientos en ayuda del deporte en sus 30 años de práctica. En el mismo año, Enzo primero quebró el record de Santarelli, buceando a 45 m. Y más tarde quebró su propia marca en tres buceos consecutivos. El primero fue a 46 m en Santa Margarita; el segundo fue en Siracusa, su ciudad natal, donde alcanzó 49 m. El tercero lo repitió en su hogar descendiendo a 50 metros, como queriendo demostrar al mundo que no existí­a obstáculo o persona que pudiese interponerse en su camino.

En 1961, a la luz del glamour de Enzo, Santarelli decidió retirarse, y permaneció en paz por cuatro años. Al mismo tiempo Enzo quebró nuevamente su propio record, esta vez buceando a 51 m en la isla de Ustica, retornando a superficie en perfectas condiciones. Tres años más tarde, en 1964, Enzo despedazó otra vez su marca alcanzando los 53 m en Siracusa. En 1965, en Acireale, Italia, buceó a 54 m, incrementando su marca en un metro en lo que serí­a su último buceo antes que el volcán explotara y el terremoto asolara al mundo.

Septiembre de 1965. Polynesia. Tetake Williams apareció en el horizonte, yo lo comparo con el primer estruendo del volcán. El buceó a 59 m. Luego, en Junio de 1966, llegó el terremoto. Jacques Mayol, otro gran campeón quien dedicó 30 años de su vida al océano a quien asignamos uno de los mayores hitos, el quebrar la barrera de los 100 m, buceó a 60 m en Freeport, Bahamas. A fines de 1966, Enzo, alarmado por los nuevos buzos, alcanzó los 62 m. En 1967 el volcán hizo erupción, en la forma del buzo americano llamado Robert Croft quien quebró el record buceando a 64 m causando de nuevo la alarma del maestro. En el mismo año, 1967, Enzo viajó a Cuba para alcanzar el record de Bob, fue la primera vez que escuché de records, profundidades y el gran azul.

Las técnicas y caracterí­sticas de Enzo y Bob eran diferentes. Bob era fuerte y robusto. Su capacidad pulmonar era 9,5 litros y descendí­a sin traje, sin ningún tipo de máscara o aletas, para volver se empujaba a sí­ mismo guiándose por un cabo empleando sus brazos. Fue Croft quien más tarde inspiró al personaje de series de televisión, Aquaman. Yo consider a Enzo como un poeta romántico del abismo, era parecido a Tarzan, pero descendí­a empleando todas las últimas técnicas disponibles en la industria. Ambos contrastaban fuertemente con el hombre a quien yo llamo el gran intelecto del gran azul, Jacques Mayol era fí­sicamente insignificante pero sicológicamente poderoso. El fue uno de quienes introdujeron el yoga en la disciplina para compensar el poderí­o fí­sico de sus oponentes. El era también el más astuto en el manejo de su imagen pública.

En aguas de Fort Lauderdale (Florida), en 1967, Bob sonrió nuevamente descendiendo a 67 m, Jacques Mayol asistió al evento estudiando su estilo. Solo unos pocos dí­as mas tarde, en medio de una gran publicidad Mayol, buceó en la misma localidad alcanzando los 70 m. En 1968, Croft, a pesar que ya habí­a desarrollado una efisema pulmonar que terminarí­a con su carrera, recapturó el cetro alcanzando los 73 m.

En 1969, Enzo volvió a escena, recapturó el record con una inmersión a 74 m. Un mes mas tare, en medio de un gran despliegue publicitario, Mayol se exhibió en Japón, descendiendo a 75 y 77 m consecutivamente, terminando así­ la segunda y tormentosa era del buceo libre.

En los primeros años de los setenta, Enzo alcanzó tres nuevos records que para su infortunio no fueron bien cubiertos por la prensa internacional, ésta no entendí­a muy bien lo significante de cada marca. Enzo buceó a 77 m en 1970, alcanzó los 78 m en 1971, para descender finalmente a 80 m en 1972. En 1973, Mayol se habí­a trasladado a la isla italiana de Elba, formando un equipo asistente que lo acompañarí­a por el resto de su carrera. El lí­der del grupo los "bucaneros", se distinguirí­a como entrenador y manager no solo de Mayol, sino de otros campeones como Angela Bandini y Umberto Pellizari.

Mayol buceó a 85 y 86 m el mismo año, proclamando al mundo que no querí­a competir con Enzo Maiorca, sino que solo querí­a usar el buceo con fines cientí­ficos. Para atraer más prensa Mayol permitió que fuera sometido a varias pruebas sanguí­neas tomadas a distintas profundidades. En 1974 Enzo descendió a 87 m en presencia de oficiales italianos. Un año después Mayol descendió a 92 m, quebrando la marca en cinco metros con el pretexto que era por investigación medica. En 1976 fue el primer hombre que quebró la barrera de los 100 m.

A lo largo de 27 años de records de apnea, los hombres sobrepasaron lo que los doctores pensaban era el lí­mite para las inmersiones. Ellos pensaban que no se podí­a ir más allá de 50 m, sin embargo solo las marcas se superaron en 70 m, desde el primero a 30m hasta los 100 m de Mayol.

Después del buceo a 100 m por siete años hubo una relativa calma en el deporte, Enzo se habí­a desmoralizado y aunque lo intentó en varias ocasiones no pudo quebrar la marca. En 1983, Mayol alcanzó los 105 m venciendo su propio record. De ese modo finalizó su carrera.

Como pie de página, Enzo volvió en 1988 y logró quebrar la barrera de los 100 m, un año después intentó alcanzar los 105 m pero solo logró los 101 m. Después de fallar dicho intento, se retiró del deporte.

En 1989 en la isla de Elba, Angela Bandini se preparaba para ser la primera mujer en quebrar el record de buceo profundo de un hombre, el de Jacques Mayol, Bandini logró un buceo de 107 m. Nunca volvió a bucear otra vez luego de quebrar dicha marca.

El mismo año me dirigí­ a Italia con la finalidad de establecer un nuevo record, los 112 m, en Julio de 1991 establecí­ una nueva marca en peso variable, los 115 m de profundidad. No solo fui el primer caribeño en alcanzar el record en las frí­as y desconocidas aguas del mediterráneo (utilicé un traje de 7 mm, y me fue dificultoso aclimatarme a los cambios de temperatura por efecto de la termoclina) sino que fue la primera ocasión que un record fue transmitido por televisión.

La marca no duró mucho, el mismo año Pellizari alcanzó 118 m, devolviendo el tí­tulo a los italianos después de muchos años. En 1993, volví­ a Italia y recapturé el cetro con un dificultoso buceo a 120 m, dos dí­as antes, mientras entrenaba, sufrí­ un peligroso accidente que me causó inconciencia por 22 segundos. Después de mi buceo, Pellizari estableció una marca de 123 m. En el mismo año el record se quebró en tres ocasiones hecho inédito en la historia del buceo libre.

El último record que establecí­, de 133, 2 m no ha sido sobrepasado al momento en que escribí­ estas lí­neas, mi largo camino para quebrar los 150 m no ha terminado, con paciencia y un poco de suerte la alcanzaré al final del siglo.

Las últimas marcas de que tenemos noticia al momento de escribir este relato las alcanzaron Gianluca Genoni (italiano), quien logró una marca de 135m de profundidad en Sardegna (Italia) en 1998, y Loic Lefeme quien en 1999 en la localidad de Saint Jean Cap Ferrat (Francia) se sumergió a 137 m.

Umberto Pelizzari

El 24 de Octubre de 1999, en la ciudad de Genova (Italia), el italiano Umberto Pellizari rompió la barrera (y el sueño de Pipí­n) de los 150m, el cubano anuncia venganza para Enero del 2000, donde intentará llegar a 152m de profundidad en la ciudad de Cancún (México). En la misma fecha, la profundista Audrey Mestre intentará quebrar su propia marca (115m), intentando descender a 118m
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