Un pez de récord: 440 kilogramos, 4,68 metros de longitud y 1,30 metros de pico, el más grande pez espada del que se tiene conocimiento en el mundo desde hace cincuenta años. Éste fue el regalo que el mar concedió el pasado martes a los hermanos Posada, José Luis y Juan Carlos, de la embarcación merlucera riosellana de doce metros de eslora «Mares del Señor». La captura, de «Libro Guinness», ocurrió en el caladero más próximo a la villa de Ribadesella.
José Luis y Juan Carlos, que estaban faenando como cada díÂa a escasas doce millas del puerto de Ribadesella, no se imaginaban que en su palangre se habíÂa enganchado un pez de dimensiones nunca vistas antes en la zona. La expectación es enorme en la villa, donde hace tiempo entró un pez espada de siete kilogramos y ya fue todo un acontecimiento.
Los hermanos Posada explicaban a los curiosos que no fueron capaces de subir por sus medios el gigantesco animal a bordo, así que decidieron llevarlo a remolque hasta el puerto y, allíÂ, buscar ayuda para subirlo a la rula. En cuanto se conoció la captura, el pescadero Pedro Gutiérrez, encargado de la distribución del pez, se puso en contacto con tres restauradores: Conchi Quesada, del restaurante La Cueva de Cangas de OníÂs, y José González de La Terraza y Manolo Trespalacios de La GuíÂa, ambos de Ribadesella. SabíÂa que los tres se animaríÂan a ofrecer este mismo fin de semana a sus clientes un pez único, como quizá no se halle otro en los próximos cincuenta años.
La noticia se extendió rápidamente por Ribadesella y en la jornada de ayer se contaron por decenas las personas que se acercaron a la lonja riosellana para ver el pez y sacarle fotografíÂas. La rula fue testigo de todo tipo de comentarios y escenario de decenas de fotografíÂas. Algunos hasta se sacaban instantáneas abrazando al animal y lamentaban su final: «ProbíÂn, ¿cómo se engancharíÂa?», se preguntaba uno de los presentes.
Las caras de asombro, incluso de los más veteranos de la mar, no dejaban lugar a dudas: se trata de una captura excepcional.
Al mediodíÂa de ayer, presentes los tres compradores, decidieron cómo será el reparto. Finalmente, la mitad del pez espada se quedará en Ribadesella y la otra irá para Cangas de OníÂs.
La gigantesca «ternera de mar», como denominan a esta especie los entendidos por lo sabrosa y tierna que es su carne, servirá para crear media docena de platos diferentes, con distintas salsas y acompañamientos, que se podrán degustar durante todo el fin de semana en los tres locales compradores. En cuanto a la espada, será expuesta en los tres restaurantes, por turnos, hasta decidir su destino final.
José Luis y Juan Carlos, que estaban faenando como cada díÂa a escasas doce millas del puerto de Ribadesella, no se imaginaban que en su palangre se habíÂa enganchado un pez de dimensiones nunca vistas antes en la zona. La expectación es enorme en la villa, donde hace tiempo entró un pez espada de siete kilogramos y ya fue todo un acontecimiento.
Los hermanos Posada explicaban a los curiosos que no fueron capaces de subir por sus medios el gigantesco animal a bordo, así que decidieron llevarlo a remolque hasta el puerto y, allíÂ, buscar ayuda para subirlo a la rula. En cuanto se conoció la captura, el pescadero Pedro Gutiérrez, encargado de la distribución del pez, se puso en contacto con tres restauradores: Conchi Quesada, del restaurante La Cueva de Cangas de OníÂs, y José González de La Terraza y Manolo Trespalacios de La GuíÂa, ambos de Ribadesella. SabíÂa que los tres se animaríÂan a ofrecer este mismo fin de semana a sus clientes un pez único, como quizá no se halle otro en los próximos cincuenta años.
La noticia se extendió rápidamente por Ribadesella y en la jornada de ayer se contaron por decenas las personas que se acercaron a la lonja riosellana para ver el pez y sacarle fotografíÂas. La rula fue testigo de todo tipo de comentarios y escenario de decenas de fotografíÂas. Algunos hasta se sacaban instantáneas abrazando al animal y lamentaban su final: «ProbíÂn, ¿cómo se engancharíÂa?», se preguntaba uno de los presentes.
Las caras de asombro, incluso de los más veteranos de la mar, no dejaban lugar a dudas: se trata de una captura excepcional.
Al mediodíÂa de ayer, presentes los tres compradores, decidieron cómo será el reparto. Finalmente, la mitad del pez espada se quedará en Ribadesella y la otra irá para Cangas de OníÂs.
La gigantesca «ternera de mar», como denominan a esta especie los entendidos por lo sabrosa y tierna que es su carne, servirá para crear media docena de platos diferentes, con distintas salsas y acompañamientos, que se podrán degustar durante todo el fin de semana en los tres locales compradores. En cuanto a la espada, será expuesta en los tres restaurantes, por turnos, hasta decidir su destino final.
http://www.lne.es/oriente/2011/09/22/pe ... 32376.html